Tiffky Doofky, basurero de Villa Camelia, tiene un buen presentimiento. Por eso decide ir a ver a Madame Tarsal, la adivina del pueblo, quien le revela que ese mismo día, antes de la puesta de sol, conocerá a su gran amor. Tiffky busca por todas partes, a ratos se detiene a descansar y piensa: ¿Dónde se mete el amor y por qué uno no lo encuentra cuando lo busca?
El día avanza, empieza a oscurecer, y las esperanzas de Tiffky flaquean. ¿Y si todo fuera un error, o una broma? Pero al reloj aún le queda recorrido, y a veces los grandes amores llegan un poquito tarde… pero llegan.
«Brillante, único y salvajemente original. Mi ídolo.» MAURICE SENDAK
«Por su humor, su elegancia y su inmensa ternura, Steig es uno de los máximos referentes de la literatura infantil.» ERIC CARLE

William Steig vivió nada menos que noventa y cinco años. Comenzó a trabajar como caricaturista en el New Yorker en 1930 (para ellos haría unos 1.600 dibujos y más de 100 cubiertas en siete décadas), y escribió e ilustró más de veinte libros considerados hoy clásicos indiscutibles de la literatura infantil. Su incursión literaria no llegó hasta cumplidos los sesenta y un años, pero pronto fue imposible pararlo: de su tintero salieron en fila personajes tan emblemáticos como Silvestre y la piedrecita mágica, Irene la valiente, Shrek! o Doctor De Soto, sin olvidar los revolucionarios dibujos simbólicos que quedaron recogidos en un sinfín de libros para adultos. Los reconocimientos a su trabajo no pararon de llegar en toda su carrera. El último, en 1995, fue el título de «Rey de las caricaturas», que le otorgó la prestigiosa revista Newsweek. Y sin duda sigue siendo el rey: sus ilustraciones cómico-satíricas (en las que la fauna más mordaz campa a sus anchas) no han encontrado parangón quince años después de su muerte.
Una de sus hijas, Maggie, recuerda con cariño un juego al que solía jugar con su padre, en el que ella debía elegir entre dos objetos (tales como una ventana o una puerta) para encarnar uno de ellos. Lo llamaban «¿Qué preferirías ser?» y de ahí sacaban excelentes historias. Seguramente, elegir entre los queridísimos personajes de Steig, buscar un preferido, siga siendo uno de los juegos predilectos de muchos niños en todos los rincones del planeta. Y de no menos adultos.