Fidel Centella se va de casa sin saber qué busca, y quizá por eso todo le llegará por sorpresa: el dilema de siBárbara, la chica que roba y silba,o Diana, la que tiene mucho y lo ofrece todo; las hazañas en el ruinoso piso compartido que apenas duerme; los brindis con su padre enfermo. Siempre rebotando entre la memoria gallega de su familia emigrante y la promesa de muchas vidas posibles. Cuando quiera orientarse, mirará los rayos de luz que nacen en la montaña de su ciudad. Esos que, como Justo, Iu y Brais, siempre han estado ahí. Los que le muestran el camino a casa.
«Una forma especial de mirar.» BABELIA
«Rayos sería Últimas tardes con los chicos.» EL MUNDO
«Un retrato implacable de laBarcelona postolímpica.» CULTURA/S
«Gran sentido del humor, seriedad sociológica, ironía y juegos de palabras en una novela hermosa y perfectamente delineada.» EL CULTURAL
