Pedro Valdivia, donjuán de éxito, cuenta con unos archivos que recogen sus 36.857 conquistas amorosas. Necesita cuatro mecanógrafas y una secretaria para gestionar los miles de cartas perfumadas que le llegan cada día.
Hasta que aparece en su vida Vivola Adamant, una mujer también inmune al amor, alejada de lo único que, según el autor, oxida la belleza femenina (la virtud), a la que han dicho «hermosa mía»
en sesenta idiomas y que cuenta por su parte con 37.329 amoríos. Una dama harta de besar galanes se encuentra con un galán harto de besar damas. Deberían entenderse.
Enrique Jardiel Poncela, el monarca del humor español, carga en esta desternillante (y espeluznante) novela contra hombres y mujeres. También critica a su peor enemigo (Enrique Jardiel Poncela), y vuelve a demostrar que «no se puede escribir con seriedad de cosas trascendentales» (ante lo atroz: risa) y que «la mentira es la única verdad del mundo».
Este libro, que clausura la colección que Blackie Books le ha dedicado al autor, encierra una pregunta. Es cierto: existieron doce apóstoles, diez mandamientos y siete plagas. Pero… ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?
«Jardiel Poncela pertenece a una de las mejores generaciones del humor hispánico pero, mucho más aún, a la singularidad de una literatura personal que le mantiene en un espléndido aislamiento […] la soledad del talento caudaloso, hiper-inteligente, irreductible». Valentí Puig, La Vanguardia

Enrique Jardiel Poncela (Madrid, 15 de octubre de 1901-ibídem, 18 de febrero de 1952) fue un escritor y dramaturgo español. Su obra, relacionada con el teatro del absurdo, se alejó del humor tradicional acercándose a otro más intelectual, inverosímil e ilógico, rompiendo así con el naturalismo tradicional imperante en el teatro español de la época. Esto le supuso ser atacado por una gran parte de la crítica de su tiempo, ya que su ironía hería los sentimientos más sensibles y abría un abanico de posibilidades cómicas que no siempre eran bien entendidas. A esto hay que sumar sus posteriores problemas con la censura franquista. Sin embargo, el paso de los años no ha hecho sino acrecentar su figura y sus obras siguen representándose en la actualidad, y se han rodado además numerosas películas basadas en ellas. Murió de cáncer, arruinado y en gran medida olvidado, a los 50 años.