Arrietty es más diminuta que un terrón de azúcar. Y sin embargo es muy valiente, porque con una aguja como espada deberá salvar a toda su familia, con la que vive bajo el suelo de un viejo caserón.
Ellos son LOS INCURSORES. No poseen nada y por eso deben vivir peligrosas aventuras cada vez que quieren «tomar prestada» alguna de las pertenencias de los dueños de la casa: los enormes “serumanos”. Así, con mil heroicidades, incursionan en el caserón para conseguir los carretes de hilo que usan como taburetes, las cajitas lacadas que convierten en sus camas, y también los sellos que cuelgan de sus paredes como si fueran obras de arte.
Estos pequeños grandes héroes no son duendes. Son seres humanos pequeñísimos y muy reales, como son reales sus miedos, sus alegrías, sus triunfos y sus amores. Eso descubriremos cuando Arrietty, en el intento de salvar a toda su familia, conozca al chico de la casa, un “serumano” muy especial…y sus vidas cambien para siempre.
Una de las obras cumbre de la literatura infantil. Más de 10 millones de lectores ya creen en los incursores y saben que están más vivos que nunca. Porque si ellos no existen, ¿dónde están las pequeñas cosas que perdemos?

Mary Norton nació a principios del siglo XX en Londres y se crió en el grandioso y viejo caserón de Leighton Buzzard (condado de Bedfordshire) que inspiró la creación de Los incursores. El caso de la autora demuestra que ser corto de vista puede ser muy productivo. Curiosa y dotada de una fantasía exuberante, empezó a imaginar que en las sombras y movimientos confusos que percibía a lo lejos se movían unas criaturas diminutas que habitaban en los rincones más oscuros de la casa y que salían de expedición para procurarse todo lo que necesitaban para su sustento. La necesidad que tenía Norton de arrimarse a los objetos para poderlos ver con claridad hizo que desarrollara un extraordinario don para la observación, que luego trasladó al detallismo con que describió el mundo en el que transcurren las aventuras de Los incursores. Ya sea en el subsuelo, donde tienen sus aposentos en Los incursores, o en medio de la naturaleza, como en Los incursores en el campo, se puede apreciar toda esta sensibilidad, calidez y lirismo. Una maravilla.
El primero de los libros protagonizados por estas personitas minúsculas, publicado en 1952, tuvo un éxito inmediato y consiguió la Carnegie Medal de la Library Association, que también han ganado, entre otros, C. S. Lewis, Philip Pullman y Neil Gaiman. Con los años, la serie ha vendido innumerables ejemplares en todo el mundo y recientemente ha inspirado la película Arrietty y el mundo de los diminutos (2010), dirigida por Hiromasa Yonebayashi y con guión de Hayao Miyazaki. No menos importante para los mitómanos es que Mary Norton es la autora de los libros que se convirtieron en la fantástica La bruja novata (1971), con Angela Lansbury de protagonista.
Inquieta y polifacética, la escritora vivió largo tiempo en Portugal y en Estados Unidos, pero luego volvió al Reino Unido, donde además de a la literatura se dedicó a la pintura y trabajó como actriz en el famoso teatro Old Vic de Londres.
Mary Norton murió en 1992 en Devon.