En el reino de Cielópolis, el malvado rey Avarismundo se dedica a escribir leyes terribles con una pluma de cuervo. Leyes que prohíben las fiestas de cumpleaños, el recreo o los domingos. Incluso ha escrito una ley que prohíbe el hipo. Avarismundo se sorprende de no tener el cariño del pueblo. ¿Por qué será que no lo quieren? Porque sueñan, le dice uno de sus consejeros.
El rey decide entonces acabar con los sueños. Y para ello encarga unas almohadas que, con su magia, llenan las noches de pesadillas.
No sabe que está a punto de desatar una revolución. Porque vivir sin soñar… ¿acaso merece la pena?

Nació en Atenas, justo cuando allí empezaba una guerra. Quizá por eso fuese un niño despierto y profundamente sensible, y encontrase en la escritura una válvula de escape a sus miedos. Y quizá por eso, pese a que se inició en la abogacía y logró llegar lejos en la profesión, pronto la abandonó para contar historias. Muchas: tiene más de cien libros publicados y por ellos ha recibido más de veinte premios nacionales e internacionales. Muchas de sus historias han sido adaptadas a radio y televisión, por no hablar de las muchísimas obras teatrales que, en enormes teatros abarrotados y diminutos cuartos de estar, se han inspirado en sus libros. Las almohadas mágicas es uno de los más memorables, y en él un malvado rey y su séquito quieren impedir que la gente sueñe. Pero Trivizás defenderá a capa y espada el derecho a soñar, porque sin sueños no existirían las historias mágicas.

Nació en un pueblo pequeñito al norte de Italia. Desde niña tuvo claro que lo suyo era dibujar, así que estudió Bellas Artes. Fundó una de las revistas infantiles más importantes de la literatura italiana, y publicó varios libros que pronto despertaron el interés de crítica y público. Ha ganado premios tan importantes como el de Mejor Libro Extranjero y el Serpa International Picturebook. Para este libro ha dibujado almohadas a las que se les escapa la magia entre las costuras, pero también cocodrilos, serpientes, fantasmas y monstruos de todas las formas y colores. Incluso un platillo volante que, en segundo plano, surca el cielo. No se podía haber divertido más.