Fleur Talbot debe sobrevivir en el increíblemente clasista y machista Londres de después de la Segunda Guerra Mundial. Y ella no quiere solo sobrevivir: quiere vivir y quiere hacerlo a su manera.
Ingresa en la Asociación Autobiográfica, un club donde un esnob le encarga reescribir los libros de memorias de un grupo de millonarios excéntricos. En paralelo a este trabajo, donde ella intuye un peligroso fraude,consuela a la esposa de su jefe amante, un tipo gris que, a su vez, se liará con un poeta.
Todos piensan que es una entrometida, pero nada más lejos de la realidad. Ella solo quiere escribir su primera novela. Cada vez le es más difícil diferenciar ficción y realidad. Le hablan de llevar una vida más convencional, de casarse, pero a ella no le gustan ni las novelas ni las personas vidas demasiado normales: «Un día escribiré la historia de mi vida, pero primero tengo que vivir».

Muriel Spark nació en Edimburgo en1918, de padre judío y madre anglicana. Como muchas mujeres artistas, tardó en encontrar su voz en medio de una vida de dificultades. Se casó muy joven, y siguió a su marido hasta África donde trabajó de profesora. Poco tiempo después, en 1944, se embarcó en un transporte de tropas y volvió a Londres, dejando atrás Rodesia (la actual Zimbabue), a su marido y a su hijo. En Londres desempeñó diversos oficios; el más sorprendente, el de colaboradora en una oficina de contraespionaje del Ministerio de Asuntos Exteriores. Su labor allí era difundir noticias falsas para confundir a los alemanes. Con el fin de la Segunda Guerra Mundial se consagra por completo a la escritura, atravesando duros periodos de los cuales encontramos eco en varias de sus novelas, que nos hablan de un tiempo de juventud en el cual la escritora pasó hambre. En principio escribe poesía y crítica literaria. Después algunas piezas teatrales para la radio, la biografía de varias figuras literarias del siglo XIX como Emily Brontë o Mary Shelley, y más de una veintena de novelas. Muriel escribía a mano, sin apenas correcciones y por un solo lado, en cuadernos especiales de espiral importados de su Escocia natal. Tras la publicación y éxito de sus primeras novelas, se traslada a Estados Unidos para escapar del medio literario británico que sentía que la oprimía. En 1979 abandona Nueva York con destino Italia. Allí vivirá hasta su muerte, en abril de 2006, en un pequeño pueblo de la Toscana, dejando una novela inacabada. Recibió premios y distinciones, entre ellos, el título de dama del Imperio Británico en 1993 y el Premio David Cohen de Literatura Británica, por el conjunto de su obra, en 1997, reconociendo así a la más brillante de las escritoras de posguerra de Gran Bretaña.