Plou, fa fred, el vent xiula i tomba els arbres, els llamps trenquen el cel… Fa una nit fantàstica! Si més no per quedar-se a casa i que l’avi t’expliqui històries terrorífiques. Que fan por. Molta por.
Tanca la porta, puja al balancí i escolta. Xxxt, silenci: esquelets que surten de sacs, bruixes amb berrugues, aranyes enormes amb boques gegantines, fantasmes sense mans, homes llop que tenen molta, molta gana. Per sort, ets a casa amb l’avi, a resguard de la pluja, ben calentó, i ben lluny de tots aquests éssers monstruosos. A més, els fantasmes no existeixen… Oi?
«Llegiu més llibres de terror, nenes i nens!»
STEPHEN KING

James Flora (a quien sus seres queridos llamaban Jim) creció sin cosas que hoy nos parecen tan normales como la televisión, la radio o los lavavajillas. Esto no significa que se aburriese: desde niño fue un apasionado de la música y el dibujo, disciplinas que en su cabeza iban siempre de la mano. Más hábil con el pincel que con los instrumentos, a los veintiún años se decantó por estudiar Arte en la Academia de Cincinnati. Allí fundó la revista The Little Press Man, donde realizó tareas de ilustración, maquetación y diseño, y descubrió que su vocación era la escritura. En 1941 se casó con la artista Jane Sinnicksen, con quien tuvo cinco hijos. Probablemente fue la paternidad lo que le empujó a interesarse por la literatura infantil, y a escribir e ilustrar diecisiete libros que poder leer a sus hijos por las noches. También se hizo famoso ilustrando portadas de discos de jazz y colaborando en revistas, periódicos y publicidad, y tal fue su influencia que hasta Pixar incluyó un homenaje a Flora en Monstruos S.A., su película más emblemática.
James siempre dijo que su ambición era crear pequeñas obras que lograsen «agitar» a sus lectores. Quizá por eso compilase las terroríficas historias que contiene este libro. Porque ¿qué agita más que un puñado de viejos y buenos fantasmas, de esqueletos blandiendo hachas y de brujas con verruga?