La Ruby és una nena de fiar (o això sembla), l’Arthur sempre fa cas del que li diuen (més o menys), en Harry es menja totes les pastanagues (però… de debò se les menja?), la Glòria ajuda sa mare (o ho intenta). Com tots els nens i nenes perfectes (oi?).
Vuit pèrfids i deliciosos contes que ens mostren amb una ironia ben mordaç que ser un nen perfecte és una cosa ben bonica però no gaire divertida.

Florence Parry Heide nació en Pittsburgh, justo cuando la I Guerra Mundial retiraba las armas. De niña, influenciada por su madre, actriz y crítica de teatro, representaba con sus hermanos breves obras que ellos mismos escribían. Quizá por eso, aunque estudió publicidad y relaciones públicas, pronto se lo pensó mejor y redirigió su carrera hacia las artes escénicas. Tenía veinticuatro años cuando conoció al que tan solo seis semanas después se convertiría en su marido. Con él tuvo cinco hijos, para quienes inventaba cada noche canciones y cuentos, afición que años después desembocaría en la escritura de libros infantiles. De entre los muchísimos que escribió, este Tristán que encoge es quizás el más memorable de todos. Que Florence acabara dedicándose a la literatura infantil no fue cosa de suerte, pues siempre se sintió más cómoda rodeada de niños: «Lo que más temía de pequeña era no aprender a ser un verdadero adulto. Lo cierto es que al final nunca descubrí cómo se hace».

Nació en Milán en 1966, y comenzó su carrera como ilustrador en 1986. En 1995 se fue a vivir a Nueva York, y allí se quedó muchísimos años. Sergio ha escrito e ilustrado un montón de libros, como los geniales Fox and Chick (Liana Edi- torial, 2019), Dos ratones (A Buen Paso, 2017), y muchos más. También ha ilustrado a importantísimos autores y autoras de la literatura infantil, como Ruth Krauss o la aquí presente Florence Parry Heide. Su trabajo ha ganado muchos premios, incluida la Medalla de oro Parents’ Choice. Después de muchos años en Nueva York, ahora vive en una casa muy antigua en las montañas de los Apeninos, en el norte de Italia.