La pandilla de amigos de Ana y Froga es impertinente, pasota, mordaz, divertida a más no poder… e incombustible. En este volumen vuelven a la carga para demostrarnos que quien tiene un amigo, tiene un tesoro (aunque esos amigos sean un auténtico desastre).
En esta nueva entrega de Ana y Froga, Bubú se reencontrará con sus queridos amigos después de unas vacaciones un tanto sui generis (y quién sabe si acabará arrepentido de este reencuentro…); un magnífico picnic se convertirá en toda una odisea por el bosque, y una prometedora visita a la feria acabará, cómo no, de una manera calamitosa.
«El libro con el que mis hijos y yo nos partimos de risa antes de ir a dormir.» BERTO ROMERO
«Ana y Froga son el despiporre. No lo digo yo, lo dicen mis chiquillos.» JOAQUÍN REYES
«Ana y Froga está al alcance de niños y mayores porque posee el genio de la sencillez.» PABLO CARBONELL

Anouk Ricard no suele dibujar mucho por placer, lo hace cuando tiene que trabajar: «No soy de esas que van todo el día con un cuaderno en la mano donde plasmar lo que me apetece o lo que se me pasa por la cabeza. Si nadie me obliga a hacer nada, hago exactamente eso: nada». Pese a todo, siempre tuvo claro que lo suyo era dibujar, aunque tardó tiempo en darse cuenta de que eso que a ella le gustaba tanto podía convertirse en un trabajo. Lo comprendió al empezar sus estudios artísticos en la Escuela de Artes Decorativas de Estrasburgo: lo suyo no es el arte, se considera una persona de pocas palabras y detesta hablar en público, justificar su obra y teorizar. En cambio, para Anouk Ricard la ilustración es una disciplina cómoda de desarrollo profesional que no implica cuestiones metafísicas: «Si un dibujo funciona, es bueno; y si no funciona, tú sabrás por qué». Ni más ni menos. De hecho, aunque su estilo ha sido tildado de «kitsch» o «simplista», para ella esto es lo de menos. Insiste en separar la historia del dibujo y parafrasea a Émile Bravo —compañero de profesión y maestro del cómic francés contemporáneo— cuando sentencia que «la historia es más importante que el dibujo».
Ana y Froga apareció en Francia en 2004 y es su primer cómic. Anouk ha confesado en alguna ocasión parecerse a su personaje Ana. «Es tímida y neutra, la menos divertida del grupo», al contrario que sus amigos Quique, Bubú, Cristóbal y por supuesto su inseparable colega Froga: una pandilla de pringados de lo más risible y llena de (divertidísimos) defectos. Ana y Froga dio un salto de gigante de las páginas de la revista Capsule Cosmique a la editorial Sarbacane, que en 2008 empezó a publicar la serie. Inmediatamente sedujo a grandes y pequeños gracias a sus ilustraciones de corte naif que, partiendo de situaciones (casi) comunes, desembocan en acontecimientos delirantes y llenos de sentido del humor e ironía. El prestigioso festival de Angoulême ha puesto el foco repetidas veces sobre la obra de Ricard en su selección juvenil como una de las mejores dibujantes del año. Por su obra dirigida a los adultos Couscous Bouzon, publicada por Gallimard, la autora recibió en 2012 el premio al mejor cómic francófono del mismo festival. También consiguió el premio dBD de la revista Les Dossiers de la Bande Dessinée al mejor cómic de humor y el premio BD de la cabecera Libération. Aparte de dibujar por encargo, ganar premios y exponer su obra en galerías de toda Europa, Anouk Ricard forma parte de un grupo de electropop minimalista llamado Frouky... aunque le aterroriza la idea de subirse a un escenario.