Ya lo dijo el propio Jardiel en el prólogo a esta antinovela que tienen en las manos:
Hay que reirse de las novelas de amor al uso. Riámonos. Lancemos una carcajada de cuatrocientas cuartillas.
Y hemos pensado hacerle caso, aunque para reír con Jardiel no tengamos que esforzarnos. Para según qué cosas, habría que esforzarse menos. Si queréis los mayores elogios, moríos. Eso pone en su epitafio, pero hace bastante que Jardiel murió y no muchos van por allí gritando ¡viva!. Y deberían. Aunque eso contradiga la idea de esforzarse menos. Al fin y al cabo, y citemos de nuevo al autor, el que hace humorismo piensa, sabe, observa y siente, y quien lo entienda es persona inteligente.
Desplazado de los libros de historia y los manuales de literatura por su filiación política, como si eso tuviera algo que ver con la literatura, Jardiel Poncela es un grandísimo escritor de novelas, y todavía más grande y fino humorista. Este libro está a medio camino entre Nietzsche y Faemino y Cansado, y sin duda nos quedamos cortos.
Vamos a recuperar sus cuatro novelas más importantes. Jardiel ha vuelto.

Enrique Jardiel Poncela (Madrid, 15 de octubre de 1901-ibídem, 18 de febrero de 1952) fue un escritor y dramaturgo español. Su obra, relacionada con el teatro del absurdo, se alejó del humor tradicional acercándose a otro más intelectual, inverosímil e ilógico, rompiendo así con el naturalismo tradicional imperante en el teatro español de la época. Esto le supuso ser atacado por una gran parte de la crítica de su tiempo, ya que su ironía hería los sentimientos más sensibles y abría un abanico de posibilidades cómicas que no siempre eran bien entendidas. A esto hay que sumar sus posteriores problemas con la censura franquista. Sin embargo, el paso de los años no ha hecho sino acrecentar su figura y sus obras siguen representándose en la actualidad, y se han rodado además numerosas películas basadas en ellas. Murió de cáncer, arruinado y en gran medida olvidado, a los 50 años.