Alfred Hitchcock

Inglaterra, 1899


Alfred Hitchcock nació en Inglaterra en 1899 y murió en Estados Unidos en 1980. Padre indiscutible del thriller psico­ lógico y del cine de suspense con mayúsculas, pasó del cine mudo británico al Hollywood glorioso de los años 40. A partir de entonces y hasta bien entrada la década de los 70 su carrera sería meteórica.

A él se deben técnicas tan fundamentales como el plano que imita la mirada humana, el encuadre holandés para aumentar la tensión, los primerísimos primeros planos para las escenas más impactantes y el celebérrimo MacGuffing o detalle apa­rentemente baladí que articula la narración. Toda una escuela de cine moderno nació de sus icónicos largometrajes, hoy erigi­dos clásicos indiscutibles del cine: Psicosis, Los pájaros, Vértigo, La ventana indiscreta, El hombre que sabía demasiado, Atrapa a un ladrón, Con la muerte en los talones, Rebecca y un larguísimo etcétera son aún estudiadas en escuelas de cine de todo el mun­do, y homenajeadas sin cesar en precuelas, secuelas y remakes. Es probablemente el cineasta más prolífico del cine negro, y no parece que vaya a ser destronado próximamente. También pro­tagonizó cameos en treinta y siete de sus cincuenta y tres pelícu­las, convirtiéndose así en el director de cine que más veces posó frente a las cámaras.

No es de extrañar que su pasión por el suspense, tan fundamental en su carrera artística, naciese de la literatura del gé­nero. Hitchcock era un ávido lector y jamás abandonó la lectu­ra de los grandes maestros de la novela negra. Por ello, comenzó pronto a recopilar sus propios compendios de relatos cortos, de entre los cuales Cuentos que mi madre nunca me contó es el más memorable, el más brillante, el más misterioso.